Yo soy Barnabé

Yo soy Barnabé
Barnabé

miércoles, 11 de agosto de 2010


Barnabé, Gusanito y el lobo egoísta
Parte 2

Hoy es el cumpleaños de mi amiga la ardillita Dorada – se lamento Gusanito – si no logro cruzar el rio, no podre ir a visitarla…

Lo siento amigo mio – dijo Barnabé – pero no te preocupes, debe existir otra forma de cruzar el rio, solo debemos pensar.

Pero en ese instante, unos gritos de auxilio que venían desde el rio llamaron la atención de ambos, quienes corrieron a investigar:

¡Oh no!, ¡es el lobo Justin! – exclamó Barnabé.

¡Su bote se ha hundido! – gritó Gusanito.

¡Auxilio, auxilio, auxilio! – Gritaba el lobo con desesperación mientras manoteaba en el agua – ¡no sé nadar, sálvenme por favor!…

Barnabé recordó un hechizo de su amiga, la bruja buena, y sin dudarlo un instante dijo unas palabras mágicas convirtiendo a Gusanito en una gran serpiente marina.

Gusanito entró al agua y como ahora era una serpiente muy grande, el rio ya no parecía tan profundo, de tal manera que nadó rápidamente hasta donde se hallaba el lobo ya casi ahogado y lo rescato llevándolo a la orilla.

El lobo Justin volvió en sí poco a poco, pues estaba muy agotado y había tragado mucha agua, entonces con una voz muy débil susurró:

Gracias por salvarme… ahora soy yo quien les pide disculpas… he sido un lobo malo, egoísta y malgeniado… ¿Cómo puedo pagarles?

Un favor no tiene precio – contestó Barnabé – debes aprender de los errores y por fortuna para ti te has dado cuento de ellos.

Ahora lo que debes hacer es corregir tu mal genio y no ser tan egoísta – añadió Gusanito – debes compartir con los demás y ayudar a los que están en problemas.

A partir de ese día el lobo no volvió a ser el mismo, ahora compartía y ayudaba a los demás sin esperar nada a cambio, comprendió que en cualquier momento uno también puede necesitar de los favores de los demás.

Aquel día, Gusanito, convertido en serpiente marina, pudo cruzar el rio y llegar a tiempo a la fiesta de cumpleaños de su amiga la ardilla Dorada.

Fín

Mónica Flórez

viernes, 6 de agosto de 2010


BARNABÉ, GUSANITO Y EL LOBO EGOÍSTA
Parte 1

Una mañana el gato Barnabé encontró a su amigo Gusanito muy pensativo en la orilla del rio:

¿Qué sucede Gusanito? – preguntó Barnabé.

¡Necesito cruzar el rio! – Respondió – ¡pero no sé cómo!

¡Tengo una idea! – exclamó Barnabé – cerca de aquí vive el lobo Justin, el tiene un bote, quizás pueda llevarte al otro lado del rio.

Pero el lobo Justin es muy egoísta y siempre esta de mal genio – afirmó Gusanito – seguro no querrá llevarme en su bote.

Eso es verdad… – dijo Barnabé – pero… podemos intentarlo.

Hum… muy bien – dijo Gusanito.

Barnabé y Gusanito caminaron hasta la casa del lobo Justin. Ese día el lobo, descansaba bajo la sombra de un árbol en la orilla de rio:

¡Señor Justin!, ¡señor Justin! – llamó Gusanito al lobo – Por favor, ¿puede usted llevarme en su bote al otro lado del rio?

¿Qué estas pensando gusano? –Gruñó el lobo– ¿cómo te atreves a despertarme?

¡Oh!… lo siento mucho señor... Justin…no quise… - murmuró Gusanito cuando fue interrumpido por el lobo.

¡Si, ya sé lo que dirás! – dijo el lobo alzando la voz e imitando a Gusanito– “no quise despertarlo señor Justin”, pues de nada sirven tus disculpas porque ya estoy despierto y de muy mal genio.
Gusanito quedo tan asustado cuando vió al lobo tan enfadado que se le enredo la lengua y no pudo volver a decir ni una sola palabra, por lo que Barnabé decidió intervenir a favor de su amigo:

Por favor señor Justin – insistió Barnabé – ¿puede llevar a mi amigo Gusanito al otro lado del rio?

¡No puedo! – Gruñó el lobo Justin.

¡Por favor! – insistió nuevamente Barnabé.

No, no, no y mil veces no – gritó el lobo.

Señor Justin, su mal genio lo meterá en problemas uno de estos días – afirmó el gato Barnabé – mi amigo Gusanito te ha pedido disculpas, y yo te he pedido el favor de llevarlo al otro lado, no entiendo porque te enfadas y nos niegas tu ayuda.

¡Estoy muy… ocupado descansando! – Gruñó el lobo – naden ustedes mismos hasta la otra orilla perezosos – rió a carcajadas

Entonces Barnabé y Gusanito se fueron muy tristes por las duras palabras del lobo, ellos no podían cruzar el profundo rio, pues Gusanito era muy pequeño y Barnabé no sabía nadar.

¡Qué lobo más grosero! – afirmó Gusanito

¡Y egoísta! – añadió Barnabé

Continuará ......